Tenemos la suerte de vivir en la misma época que nuestros héroes; formando parte de una profesión tan joven, los precursores en su mayoría aún están entre nosotros. Gente como Donald Knuth, creador de TeX, Brian Kernighan, creador de Unix y C, Kenneth Thompson, precursor de C y creador de Go, y una lista inmensa de grandes personalidades de la informática.

Por otro lado, algunos han fallecido en los últimos años: Grace Hopper, creadora de Cobol, Dennis Ritchie, uno de los creadores del lenguaje C, Edsger Dijkstra, el cerebro detrás de infinidad de métodos y algoritmos que facilitaron el cálculo computacional, John McCarthy, padre de Lisp. Incluso Steve Jobs, co-fundador de Apple.

Convengamos que no es normal tener tan cerca la vida, obra y, en algunos casos, el deceso de los que dan sentido a tu profesión: los contadores utilizan métodos creados hace cientos de años (la partida doble data del siglo XV); los abogados se rigen en parte por principios del derecho romano del siglo XI a.C.; los descubrimientos médicos se hacen todo el tiempo, pero las bases de la medicina moderna se sentaron en el siglo V.

Ayer dejó este mundo el gran Jim Weirich, creador de rake, inspiración para muchos. Un hombre gentil, quien compartió siempre todo lo que sabía sólo para hacer más grande la profesión. Una persona humilde, que siempre tenía una actitud de fascinación ante todo conocimiento nuevo que encontraba: Lo he podido ver tomando nota mientras observaba atentamente las charlas de otros oradores en la RubyConf Uruguay 2013.

La gente que tuvo la suerte de conocerlo mejor dice que no hay palabras para expresar lo grande que era este señor. La conmoción que generó su partida alcanzó a toda la comunidad rubista y trascendió fronteras.

El Cuervo escribió unas exquisitas palabras en su honor, de las cuales voy a reproducir algunas aquí:

“Ya no vas a poder encontrarte con este tipo, vas a escuchar su leyenda. Y las leyendas no mueren”.

Jim levantó la vara, empujó a la comunidad en la mejor dirección que existe: los llevó a compartir.

Me invade una profunda tristeza: nos dejó alguien que era un verdadero ejemplo, una gran persona. No desaprovechemos a estos héroes contemporáneos que aún podemos conocer. Aprendamos de ellos, comuniquémonos, hagámoslos más grandes y luego imitémoslos.

Aaron Patterson lo dijo todo con este tweet: